sábado, 24 de abril de 2010

A lugar el no-saber:la conciencia como enfermedad, el limite Nietzsche.

Desembarazandome de posturas fenomenologicas y pensando junto a ellas debo admitir que la percepcion que es a lo que voca nuestra conciencia no es mas que un estado fugaz e inhaprensible producto tal vez de la conjugacion de nuestro cerebro reptil su agresividad y los lobulos frontales : Me gustaria avocar por la desustancializacion de la misma no viendo en el Yo sólo un epifenomeno presente en la mayoria de los organismos organicos sino apuntar que constituye una forma mas de la defensa de nuestro instinto de conservacion homeostatico, inertia o termodinamicamente hablando la voluntad de formar un sistema aislado inalterable. La relacion a lo externo es evidente en el esse-percipi pero la vision nos da esa ficcion que la fenomenologia dio en llamar Totalidades, somos partes que nos vamos conjugando. Por ultimo si como decia Nietzsche el Yo no es dado sino añadido cae de lleno que no constituye mas que un organo conductor de nuestras necesidades de conservacion, nada de inmovil e inalienable como ciertos derechos democraticos que con esta ficcion del sujeto-actor pretenden hacernos cada vez mas responsables de un mundo en que nos los jovenes no tuvimos nada que ver, sepanos disculpar los educadores adultos mayores esta falta de respeto que autenticamente se merecen por haber masificado y cosificado de tal modo al individuo creador que realmente lo han hecho totalmente calculable- productos de vuestra voluntad de dominio. Pero escuche algun dia de un viejo sabio: ¡¡Que no se tienen hijos para hacerlos esclavos!!!.